martes, 20 de septiembre de 2011

Crónica del viaje a Bélgica y Holanda (agosto 2011) - Día 7

Jueves, 11 de agosto ("Silbando bajo la lluvia", narrado por el Actor)

Ámsterdam, 9:20 horas del 11 de Agosto, tras habernos desparasitado concienzudamente después de una noche de pesadilla, en la que figuras en forma de ácaros, del tamaño de gatos, aparecían escondidas en las sombras…(o tal vez no lo soñé…),decidimos volver al Jenifer Croissanterie. Después de un suculento desayuno compuesto de apple strudel, croissant a la plancha de jamón y queso y mufins de chocolate entre otros manjares, y tras amenas conversaciones acerca de las bondades del Gelocatil líquido o si la botella de agua de Hong-Kong, comprada por Javi, es o no del grifo, decidimos arrancar con nuestra aventura del día que consistirá en conocer los bellos pueblos marineros de Vollendam http://www.vvv-volendam.nl/nl/recepcion/ , Monnickendam http://www.holland.com/es/Turista/article/Monnickendam-18.htm y la isla de Marken http://serviajero.blogspot.com/2010/10/marken-holanda.html .; pero antes de realizar todo esto tenemos una ineludible cita con el casero.

Hemos quedado con nuestro amigo Fredy para que nos devuelva el dinero de los desayunos, ya que los apartamentos no reúnen las condiciones higiénico-sanitarias mínimas y las salmonelas y parientes cercanas disfrutan de una vida alegre y feliz entre aquellas paredes; pero Freddy no aparece a la hora prevista, son las 10:30 de la mañana y en el lugar en el que hemos sido citados (Hotel Victoria) no hay rastro del casero…, es el momento en el que el grupo decide separarse, Sir Peter, Lola, Víctor y Negociator (conocida anteriormente como Susana, a la cual felicitamos a primera hora de la mañana, pues es su santo) se quedan en la recepción del hotel para hablar con Freddy, cosa que finalmente no consiguen, mientras que Javi, Ignacio, Rafi, Belén y un servidor nos acercamos a la Estación Central, para saber desde dónde parten los autobuses para Vollendam, tarea sencilla aparentemente pero que lleva su tiempo, pues la parada está en obras y tenemos que seguir unas pisadas de color azul que lo que hacen es llevarnos en dirección contraria a lo que hubiese sido normal. Una vez reunidos todos en la parada, cogemos el autobús que nos conducirá a Vollendam.

11:15 de la mañana llegamos al pueblo, la lluvia deja de caer, inmensas praderas, canales e incluso un molino de viento nos dan la bienvenida. Tras pedir información sobre el punto de alquiler de bicicletas en la oficina de turismo salimos dispuestos a “empaparnos” de bonitos paisajes y de pueblos marineros. Todo parece quedar muy claro, pero nada más salir de la oficina, empiezan a surgir dudas sobre si vamos en la dirección correcta. Preguntamos a un Vollendamense de pingües proporciones que trabaja en una gasolinera y al enterarse de que vamos a Marken nos responde “váis a coger la bicicleta con este tiempo?, siempre podéis volver en el Ferry…” traducción de lo que él expresa en un más que correcto ingles, aquellas premonitorias palabras resonarán en mi cabeza durante aquella “odiseica” jornada.

Monnickendam 13:30 horas, el grupo llega por fin a este maravilloso pueblo pesquero, el viento sopla con fuerza durante todo el trayecto y se hace difícil pedalear con él de cara, tras portarnos como auténticos japoneses sedientos de instantáneas, decidimos entrar en uno de los bares de la localidad, el hambre aprieta y decidimos pedir bocadillos de salmón, anguila, pollo a la brasa y sopas de cebolla y pescado que resultan ser realmente deliciosas, además de las correspondientes cervezas, entre las que se encuentra la cerveza del autentico lobo de mar holandés, la Pink- beer que sin vacilar es requerida por Víctor, el machote de la expedición. La comida es amenizada musicalmente por el primo holandés de David Bisbal y surgen conversaciones tan interesantes como el origen del topónimo delicatessen, que según nos comenta Javi es holandés y significa charcutería.

15:00 horas, el grupo emprende camino nuevamente, nos dirigimos a la isla de Marken, todo marcha sobre ruedas (¿lo pilláis?, sobre ruedas…, bicicletas…, ruedas…, ejem….). Durante la marcha nos animamos a silbar melodías que nos retrotraen a nuestra infancia, grandes clásicos como Verano Azul están en nuestro repertorio, no somos conscientes de que el dios Neptuno estaba de vacaciones por Holanda y que le hemos interrumpido su siesta, su cólera no se hace esperar, la lluvia hace acto de presencia nada más salir del pueblo y no nos abandona durante todo el trayecto, ésta cae acompañada por rachas de viento lateral, que produce un efecto curioso en nuestros pantalones, están literalmente empapados por el costado por donde nos azota el viento, mientras que permanecen prácticamente secos por el otro lado.

16:00 horas, llegamos a Marken bajo un fuerte aguacero, la llegada al pueblo es ganada al sprint por una incansable Belén, que se mantiene en cabeza durante todo el trayecto, ¡sin duda que el agua ha despertado a la fiera ansiosa de deporte que lleva dentro! Decidimos refugiarnos del temporal en una tienda de souvenirs que hay a la entrada del pueblo, momento que es aprovechado para las tan necesarias compras. Decidimos salir de nuestro improvisado refugio aprovechando una tregua del tiempo, para recorrer tan idílico pueblo, la tranquilidad de sus calles y su belleza nos cautivan, éste es el momento en el que Javi, Víctor y yo emprendemos marcha con las bicicletas para visitar los alrededores de Marken y un sentimiento optimista de que emprender la vuelta en bicicleta es factible nos invade…, nada más alejado de la realidad, la lluvia reaparece de forma casi torrencial y con ella se esfuman todas nuestras esperanzas, la vuelta en ferry será nuestra única forma de regresar.

18:30 horas, cogemos el ferry para Vollendam cansados y empapados, nos sentimos reconfortados en el cálido interior del barco, poco tiempo durará, pues tenemos que devolver las bicicletas y en Vollendam sigue lloviendo copiosamente, finalmente a las 19:00 horas llegamos al punto de alquiler y tras secarnos como podemos observamos con alivio que ha dejado de llover, momento que aprovechamos para volver al puerto a cenar.

20:00 horas, tras arduas deliberaciones decidimos entrar en uno de los múltiples restaurantes que pueblan la zona del puerto, escogemos el más tropical de todos, pues las fotos con palmeras y los motivos decorativos así nos lo indican, no deja de resultar paradójico, pues el frío y la lluvia en el exterior son la nota predominante. De entre todos los platos que tomamos, destacaría el bacalao rebozado con patatas “caribeño”, que está realmente bueno.
Durante la cena, Pedro nos descubre la técnica del secado de pantalón con toallita de manos de papel, que es rápidamente imitado por algunos miembros del grupo, menos cierta persona que trae pantalón de recambio…
La velada transcurre amenizada por canciones como Un Canto a Galicia de Julio Iglesias, Eres Tú de Mocedades o el La, La, La de Massiel a todo color, muy “caribeño” todo ello…
Tras la copiosa cena, volvemos a Ámsterdam en autobús con el aire acondicionado puesto, pues la temperatura exterior de 14 grados debe resultar sofocante para estas gentes tan cercanas al trópico…

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